El plan de Dios es mucho mayor que lo que Daniel puede imaginarse, porque los planes y la misericordia de Dios siempre son mucho más grandes de lo que hemos imaginado y siempre van a sorprendernos. Finalmente, el plan de Dios solo puede cumplirse en Jesucristo. Todas las promesas de Dios se cumplen en Jesucristo.